Profesionales y no
profesionales, todos estamos buscando
una mejor calidad de vida. Creamos
nuestro propio mundo imaginario y lo creemos perfecto, en teoría
vemos que tenemos un buen sustento económico. La mayoría de los
profesionales toman por hecha la idea de que con su profesión
conseguirán mejor trabajo que el vecino, en cuanto al no profesional
solo está esperando la mejor oportunidad para trabajar en lo que
sea, ambos tienen su idea firme para
mejorar en cuanto a capital, aunque para esto se tenga que sacrificar
el éxito emocional.
¿Pero qué pasa cuando
el logro anhelado no se tiene por parte de ninguno de los dos casos? Probablemente nos haga
sentir insatisfechos o desanimados, porque nos hemos creado un
modelo mental de cómo se hacen las cosas o como deberían ser sin
pararnos a pensar por un momento si nuestra vida nos produce placer
sin ningún esfuerzo o si nuestra profesión es la conveniente, y
nos comportamos de tal manera que nos señalamos y nos justificamos
diciendo, es para nuestro beneficio y nos ponemos cadenas para
confirmarlo.
Vemos nuestro mundo con
una realidad diferente y nos aferramos a ella teniendo que soportar
el estrés. La chachara mental que nos invade hace que la frustración
sea inevitable, y nos rebaja sutilmente comparándonos con otras
personas. Hasta que nosotros por nuestra propia cuenta comencemos a
construir reacciones y nos dispongamos a pensar en lo que realmente
queremos.
Seamos amables con
nosotros mismos y aprendamos a vivir de forma paciente y creativa
para poder realizar diferentes actividades que nos beneficien, como
averiguar qué es lo que queremos y por qué, así encontraremos
propósitos para cumplir con alegría en un tiempo futuro no lejano.
“No obstante nuestra mente es como un terreno fértil. Nutrirá el crecimiento. No podemos evitarlo. No hay nada que podamos hacer. No podemos impedirlo. Producirá vegetación, sin ninguna duda.”
Srikumar S. Rao
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