domingo, 1 de julio de 2012

Entregarse


Colaboración de: Sólo Agua


Foto: Google Images
-Sht, no tengas miedo. Están ahí afuera, vienen por mí.

-¿Quiénes? 

-Voy a entregarme, saldré sin hacer aspavientos para evitar que alguien salga herido.

-¿De qué hablas?- Intenté despejarme, tallé mis ojos y puse los pies desnudos en el suelo frío.

Me despertó una sacudida en mi hombro. Él estaba ahí parado al lado de mi cama, temblando de miedo; irónicamente en su temor, su preocupación mayor era mi seguridad y tranquilidad.

-Están armados, tienen la casa rodeada. Voy a salir- Insistía.

En ese momento capté que alucinaba, estaba segura que afuera no había nadie. Me tomó del brazo y me llevó hacia la ventana, abrió ligeramente las cortinas y señaló. No sé si yo quería ver lo que él miraba... que fuera, en una desesperación el hecho realidad y evadir que en ese momento caminando en uno de los pasadizos de sus visiones. No encontré más que sombras.

-Ahí no hay nadie.
-¡Claro que sí, míralos!


De pie frente a frente, lo miré a los ojos con la mayor sinceridad que pude. Lo tomé por los brazos con ternura y cariño hablándole.

-Vamos, ve a acostarte. Ahí no hay nadie. 
-Solo lo creo porque tú me lo dices.

Su frase me sorprendió, se estaba rindiendo. Lo que para él era cierto, solo podía cambiarlo porque yo lo había negado. Esa madrugada evité que saliera de la casa. No tuve miedo, pero sí me quedé en vigilia con una inmensa tristeza; madurando un poco más, con el alma envejecida y prometiéndome que nunca iba a dejarlo solo.


3 comentarios:

  1. Me ha gustado la historia que relatas. Es dura, pero también la vida lo es.

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    1. Qué bueno que te haya gustado crazymouse. Aveces la vida parece mucho más irreal que la fantasía pero, tenemos la lectura para sacarnos un poco de lo duro de la realidad. Gracias por tu visita.

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